Escribir , compartir,encarnar el sentimiento ajeno,es todo un arte,es todo un logro,admiro respeto a este hijo mio que heredó y perfecciona día a día la forma de expresar lo que fluye del intelecto y de la vida diaria, Encuentra el rumbo por donde nos quiere llevar a Dulce y te sabrá a río que sacia la sed del que anda por desiertos oscuros y tormentosos .En fin lee y opina,lo guardé para este Octubre; en mi tierra peruana es noche de jarana es "Día de la Canción Criolla", pero también se ha contagiado nuestra gente y hay una fiebre de entrar por los umbrales de lo espeluznante y para mi esta entrada es muy romántica , casera...fúuunebreeee
Dulce
He llegado al umbral. Había visto que estabas parada en él, pero, la sombra fue ella. Ella lo hizo. No encontré por ningún escalón y esquina algo que se pareciera a las llaves, y tampoco la luz de tu luna me aclaró aquello.
Tolerante, fue triste en la noche cuando ya no quedaban lágrimas, no cayó el manto que terminase con la interferencia de tu malignidad, entonces sólo pensé que las paredes del parque eran altas... altas.
Las llaves las perdí en tu habitación, en el primer verano, antes del mar, y hoy hizo falta en la madrugada, cuando pensaba sentado en la escalera de la entrada, junto a la puerta.
He llegado a entrar, y mi ventana. Entré con los pies saltados y las manos hábiles, sin tocarte, a la sala de mesas cenicientas, con las botellas de la noche pasada, y una pared con cera de piso, que traía las siluetas de las piscis de enfrente.
No conocí por primera vez mi casa. Me perdiste en los corredores, cuando buscaba angustioso de tus abrasares.
La puerta del cuarto estuvo abierta, y yo en él. No asomé la mirada por la comisura de tus labios, por temor a apretarlos en los míos.
La casa estaba oscura, enmohecida, y ya ni siquiera distinguí cuando me miraste desde nuestra cama, con los ojos hinchados y el cuerpo arrancado por la muerte. Te vi como ayer, con las sabanas manchadas, y ese aroma exquisito de putridez, y un cuerpo desnudo.
Me senté a tu lado, al filo de la cama y desvistiéndome, tomé la posición de siempre, a tu lado, viendo a los pequeños gusanos salir de tu vientre y al dolor esparcirse en tu llaneza, con el frío en el alma, que entraba por los vidrios quebrados, que un día los quebraste para esto: …
Me acomodo por siempre, donde me das la espalda, y no me importa, porque sé que al despertar, me amarás otra vez de mañana, con tu aterrador y nauseabundo silencio, con tu astillado cabello y tu flor violentada por mi amor. Porque así será, no puedo dejarte salir, porque te tengo, dulce, en cada mordisco que le doy al pan, en cada bocado de mi cena. Y ya eres tristemente mi mal, como mi alimento, y mi sangre.
El problema ahora son las noches en que olvido las llaves. Tú, en los atardeceres te levantas a cerrar la ventana, asegurar las puertas y correr las cortinas porque temes que vean lo mala que estás: muerta, y porque sabes que la gente me ve extraño (risas) pues, creen que estoy enamorado.
(Aplausos)
En la constelación del sentir que navega ,
en la intimidad de mis desiertos
en el espejo de los momentos
se contempla el ego con tus poemas ciertos
que dispersados estubieron
con el viento sutil del pensamiento
traen experiencias
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